El jamón ibérico de bellota nace de un proceso único que combina naturaleza, tradición y maestría. Procede de cerdos ibéricos criados en libertad en las dehesas del suroeste peninsular, donde se alimentan de bellotas durante la montanera. Esta dieta natural, unida al ejercicio en libertad, aporta a la carne un sabor inconfundible, con matices intensos y una textura jugosa que lo hacen inigualable.

Lo que realmente lo distingue es la infiltración de grasa, esas finas vetas blancas que se funden en boca y llenan cada loncha de aromas complejos y equilibrados. Tras la crianza, cada pieza pasa años en bodegas naturales, reposando lentamente hasta alcanzar su punto óptimo de curación.

Disfrutar de un jamón ibérico de bellota no es solo degustar un alimento de primera calidad. Es conectar con una tradición centenaria, con el saber hacer transmitido de generación en generación, y con uno de los mayores tesoros de la gastronomía española.

Si quieres vivir la experiencia auténtica, nada mejor que probarlo en formato loncheado, listo para servir y compartir.

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